Autorrealización deportiva (1ª parte). Los objetivos.
Existe una teoría, plasmada en la famosa pirámide de Maslow, según la cual las personas, a medida que satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).
Pirámide de Maslow (versión siglo XXI) :) :
A lo largo de la historia de la humanidad, el objetivo vital de las personas ha ido cambiando. Una vez se fueron cubriendo las necesidades más primarias de supervivencia, otros objetivos y necesidades fueron ganando protagonismo (tener amistades, un trabajo que genere satisfacción, sentirnos queridos, etc.).
Hoy en día nos encontramos en una sociedad en donde el objetivo vital principal en muchas personas es el de sentirse feliz y realizado en las diferentes facetas de su vida (en el trabajo, relaciones personales, etc.). Así pues, los practicantes de deportes no quedamos ajenos a esta necesidad de dar un sentido a nuestra práctica deportiva y sentirnos realizados con ella.
A continuación voy a explicar en base a mi propia experiencia deportiva cual es el primer componente para alcanzar lo que podríamos llamar “Autorrealización deportiva”:
A pesar de ello, creo que nunca (o en contadas ocasiones) tuve la sensación de haberlo dado todo en la piscina, ni de haber disfrutado de la competición. Tenía cualidades y por esta razón las marcas eran mejores a la media pero, echando la vista atrás, sé que no conseguí dar el 100% de mí mismo. Ya fuera por falta de madurez o por debilidad psicológica, las competiciones en general y campeonatos importantes me estresaban y nunca tenía las ganas de competir y de ir a por ello con todo.
Por este motivo, por notar que algo había faltado, a los 28 años me picó el gusanillo y volví a entrenar por mi cuenta para volver a competir en un par de campeonatos. Pero ahora mi actitud y mi mentalidad eran diferentes. Ahora tenía ganas de competir y de disfrutar. Ya no había dudas, miradas temerosas a los rivales, inseguridad. Estaba centrado en mí y sabía que lo daría todo y lo disfrutaría al máximo. En realidad la competición era casi un puro trámite. Saldría lo que tenía que salir porque el trabajo ya estaba hecho y la mentalidad era la correcta. (Este es el estado mental más adecuado en los momentos previos a competir).
Evidentemente, los resultados fueron buenos tal y como esperaba (vídeo friki de los campeonatos de España). Pero lo importante, más allá de las marcas o la posición, fue que me sentí en paz conmigo mismo por haber dado todo lo que tenía y haber disfrutado de la competición al máximo. Me sentí REALIZADO como nadador.
Así pues, en mi caso el hecho de sentirme realizado deportivamente estaba relacionado con ser capaz de sacar el 100% de mi potencial. Pero esto es algo que va a variar en función de los OBJETIVOS de cada persona. Es decir, habrá quien se sienta satisfecho o realizado mejorando su estado de salud, adelgazando, ganando una medalla, pasando un buen rato con amigos, consiguiendo una marca, siendo profesional, etc.
De igual manera, establecer unos objetivos a corto y largo plazo y de dificultad progresiva es un método efectivo para mejorar el rendimiento del deportista, así como una excelente técnica de motivación.
Todos los objetivos son válidos y respetables, y pueden ir variando. Eso sí, hay que tener en cuenta que algunos van a depender básicamente de nosotros mismos y otros van a depender de otras personas. No es lo mismo que nuestro objetivo sea conseguir un determinado registro en una prueba atlética, que ganar la prueba o una medalla. En el primer caso, el objetivo dependerá de nuestro estado físico, cualidades, entrenamiento…; mientras que en el segundo caso también dependerá del desempeño de los demás competidores.
En resumen, el primer componente esencial a la hora de sentirnos realizados con nuestro deporte va a estar relacionado con tener unos objetivos claros de lo que buscamos con la práctica deportiva, y que nuestro desempeño se encuentre alineado con estos objetivos.
Pero, desde mi punto de vista, hay también otro componente que no se suele tener en cuenta y al que le doy mucha importancia a la hora de sentirnos plenamente satisfechos con nuestro deporte. Me refiero a la capacidad de desarrollar y expresar nuestra propia singularidad como deportistas. Y este es un aspecto que analizo en la segunda parte de este artículo.
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